19.7.06
La emigración italiana en el Parlamento: poder de decisión condicionado
En abril del 2006, por primera vez, los emigrantes italianos eligieron a sus representantes ante el Parlamento de ese país. Aunque el voto es una conquista social importante, la conformación de alianzas políticas definidas es la vía para cambiar las condiciones de vida de la emigración
JOSÉ DOMINGO GUARIGLIA
Rocco Cafano llegó a Venezuela en 1957, procedente de Carlantino, un pueblo de 34 kilómetros cuadrados y 1.200 habitantes, ubicado en el sur de Italia. Con tan sólo 17 años, viajó desde su tierra natal en una embarcación de 7.000 toneladas. Sus primeros años en el país no fueron fáciles, pero su trabajo como tapicero le permitió trabajar por su cuenta desde 1963.
Los primeros días de abril de 2006, Cafano y otros 30.000 ítalo-venezolanos, mayores de dieciocho años e inscritos en el Registro de Italianos Residentes en el Extranjero, votaron por primera vez desde Venezuela para elegir a los diputados y senadores que conforman el nuevo Parlamento italiano que se mantendrá hasta el 2011.
Dado que Italia es una república parlamentaria, la participación en estas elecciones reviste gran importancia para las comunidades italianas en el extranjero, pues les permite incidir, a través de dieciocho parlamentarios propios, en las máximas decisiones políticas de su país. Sin embargo, para que estos representantes de los emigrantes cumplan con su labor, en un Parlamento conformado por 618 diputados y 315 senadores, deberán aliarse con los factores políticos que hacen vida en Italia.
La Italia emigrante
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en su Manual de Procedimientos y Criterios para determinar la Condición de Refugiado, define al emigrante como “aquella persona que abandona voluntariamente su país, a fin de establecer su residencia en otro lugar. Puede actuar así movido por un deseo de cambio o de aventura, por razones familiares o por otros motivos de carácter personal”.
Italia vivió un proceso de emigración muy fuerte durante los siglos XIX y XX. En el libro Cien años de emigración italiana, de Luigi Favero y Graziana Tassello, se afirma que entre 1876 y 1976 emigraron de Italia más de 25.800.000 personas. De esta cantidad de emigrantes, aproximadamente 275.000 llegaron a Venezuela.
Según el Registro de Italianos Residentes en el Extranjero (A.I.R.E., por sus siglas en italiano), actualmente existen 3.443.768 italianos fuera de Italia con derecho al voto, de los cuales 71.120 residen en Venezuela y han formado una comunidad unida.
Hasta hace poco, Marisa Bafile era la vicedirectora del diario por excelencia de la comunidad italiana en Venezuela: La Voce d´Italia, fundado en 1950 por su padre, Gaetano Bafile. En abril de 2006 renunció y asumió sus funciones como diputada de los italianos residentes en Suramérica ante el Parlamento italiano, un cargo sin precedentes, que puede traer grandes cambios en la política italiana.
Un país que se abre al mundo:
Casi a las tres de la mañana (hora italiana) del 11 de abril de 2006, Romano Prodi y su partido de centro-izquierda, La Unión, se proclamaron vencedores en las elecciones parlamentarias del 9 y 10 de abril. Los votos de los italianos residentes en el extranjero signaron el futuro del país, al inclinar la balanza en el Senado y otorgar 158 escaños para La Unión y 156 para la Casa de la Libertad, la coalición del primer ministro saliente, Silvio Berlusconi.
Los italianos residentes en el extranjero pudieron votar en las elecciones parlamentarias por primera vez, gracias a la ley 459 del 27 de diciembre de 2001. Este instrumento legal divide a los emigrantes en cuatro circunscripciones: Europa; América Meridional; América Septentrional y Central; y África, Asia, Oceanía y Antártida; y les da derecho a elegir a doce diputados y seis senadores, de los cuales tres diputados y dos senadores se asignan a la circunscripción de América Meridional.
Según el profesor universitario y promotor de la candidatura de Marisa Bafile para la Cámara de Diputados, Francesco Pellegrino, “una vez que (Italia) nos otorga la posibilidad de votar a quienes residimos fuera del territorio italiano, nos entrega este derecho con un valor agregado que lo hace de vanguardia: darnos la posibilidad de escoger de entre nosotros a los representantes; eso no lo tiene ningún otro país”.
La comunidad italiana en el exterior logró, poco a poco, el reconocimiento de sus compatriotas. En el 2001 se creó el Ministerio sin Cartera para los Italianos en el Mundo, pero debido a su incapacidad para cumplir con algunas reformas y a la carencia de recursos monetarios, se sustituyó por un Viceministerio de los Italianos en el Mundo, adscrito al Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia.
“Ahora los italianos en el exterior quieren que ese Viceministerio trabaje efectivamente para la emigración y no que sea una silla más con un individuo que la está calentando”, afirma el vicedirector de La Voce d´Italia, Mauro Bafile.
Con las últimas elecciones quedó demostrado que la posibilidad de votar para el Parlamento y los referendos otorga un nuevo poder a los emigrantes para influir en las decisiones políticas de Italia.
El caso Marisa Bafile: ¿mayor poder para los ítalo-suramericanos?
El Gobierno Italiano estima que la participación de los italianos en el extranjero en las elecciones parlamentarias fue del 42,07 %. En Venezuela, esta cifra fue del 49,98 %. Se trata de ciudadanos con conciencia política, que creen que esta nueva oportunidad de participación puede resolver sus problemas como emigrantes.
La actual diputada del Parlamento italiano por América Meridional, Marisa Bafile, considera que la presencia de diputados de los emigrantes puede acercar más a Italia y el extranjero. “Italia nos sigue viendo con ojos distorsionados, como con una ‘maleta de cartón’ bajo el brazo”, asevera.
Marisa Bafile nació en Caracas en 1953, pero es hija de emigrantes italianos. En las recientes elecciones parlamentarias contó con el respaldo del partido La Unión, para lanzar su candidatura a la Cámara de Diputados en la Circunscripción de América Meridional. Ganó con 17.763 votos de emigrantes de toda Suramérica
Para el abogado especializado en Derecho Internacional y periodista de La Voce d´Italia, Piero Armenti, el éxito en la elección de Bafile, por encima de los candidatos de Argentina y Brasil, países en donde el número de italianos es mayor, es una consecuencia de su labor al frente del INCA, un sindicato que trabaja en la defensa de los emigrantes italianos y del cual ella fue Presidenta. “Además -sostiene- la Bafile se ha hecho una muy buena publicidad en América Latina, ha viajado mucho y se ha preocupado por cada comunidad”.
Francesco Pellegrino analiza la victoria de Marisa Bafile desde dos ámbitos: el estratégico y el programático. Bafile realizó una extensa campaña por Latinoamérica y expuso un programa que incluye el aumento del presupuesto de los consulados, la tramitación de los cheques de beneficencia, la atención a los emigrantes ancianos en situación de indigencia, la ciudadanía y la pensión.
La propia Bafile cree que la razón de su triunfo estuvo en el enfoque que le dio a su campaña y en el hincapié que puso en aquellos emigrantes desafortunados a los que el Gobierno italiano no ha atendido.
Sus ofertas en este sentido captan la atención de quien, como Rocco Cafano, ha vivido de cerca los inconvenientes de la emigración. “Aquí hay muchos connacionales que están muy mal y no tienen ayuda ni del Gobierno italiano ni del Gobierno de aquí”. Para Cafano, “si los parlamentarios tienen buena voluntad pueden hacer algo para los que estamos fuera de Italia”.
Esa misma buena voluntad a la que se refiere Cafano hace que Mauro Bafile confíe en que la labor de la nueva diputada será convertirse en un canal para que los requerimientos de los emigrantes en Suramérica sean escuchados. Sin embargo, cree también que su elección reciente el 4 de mayo como Secretaria de Presidencia, una responsabilidad más que le da potestad para promover determinados puntos en la Asamblea, contribuirá a darle un protagonismo mayor del esperado en el Parlamento.
El vicedirector de La Voce d´Italia considera que la diputada Bafile deberá adoptar una postura muy diplomática: “va a tener primero que convencer al partido que la postuló de que sus propuestas son válidas. Después va a tener que convencer a sus colegas que no militan en su partido y después a todo el Parlamento”, asegura.
Pellegrino comparte la idea de Mauro Bafile, pues sostiene que la diputada sólo puede incidir en el Parlamento, a través de una alianza con todas las fuerzas que representan a los emigrantes. Sin embargo, propone también que las regiones italianas trabajen mancomunadamente con los diputados para velar por las necesidades de los emigrantes que nacieron en su territorio.
Si bien Marisa Bafile cuenta con el apoyo de su partido, el cual obtuvo diez de los dieciocho cargos reservados para las circunscripciones extranjeras y es el partido de Gobierno, la disparidad de número con respecto a los diputados tradicionales y la novedad de su cargo permiten inferir que ella y sus compañeros deberán crear una alianza fuerte que estimule el conocimiento de la realidad de la emigración y borre la idea de los viajantes de la “maleta de cartón”.
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