Con tres exitosos largometrajes y el reconocimiento de la crítica especializada, el director mexicano más famoso de los últimos años busca en el sufrimiento la cura para sus fantasmas internos
JOSÉ DOMINGO GUARIGLIA
En el ámbito cinematográfico resulta común que los directores asuman un estilo propio, fácilmente reconocible en todas sus producciones. Sin embargo, pocos logran identificarse tanto con sus proyectos como el director mexicano Alejandro González Iñárritu, famoso internacionalmente por la trilogía de películas Amores Perros, 21 Gramos y Babel.
El dolor en todas sus manifestaciones, la multiculturalidad, el caos, el fatalismo y la incomunicación de un mundo cada vez más globalizado son los temas recurrentes en las piezas cinematográficas de este hombre de 43 años, quien se ha hecho acreedor de importantes reconocimientos como el Globo de Oro, el Premio del Festival de Cannes y el BAFTA, así como de varias nominaciones al Óscar.
Cuando tres son suficientes
Alejandro González Iñárritu nació el 15 de agosto de 1963 en Ciudad de México. Quien hoy es considerado uno de los directores mexicanos más reconocidos por el público y la crítica inició su carrera en 1984 como presentador de un programa de tres horas diarias en la radio WFM, actividad que desempeñó de forma paralela con sus estudios en Cinematografía.
Rápidamente se involucró con la industria cinematográfica y colaboró en la realización de las bandas sonoras de varias películas mexicanas, antes de comenzar a trabajar como productor en Televisa. Una vez terminada su relación contractual con esta cadena televisiva, decidió fundar su propia compañía, llamada Zeta Films, con la cual realizó varios cortos publicitarios.
El primer trabajo de duración media de González Iñárritu fue la película Detrás del Dinero, producida por Televisa en 1995 y protagonizada por Miguel Bosé.
La fama le llegó en el año 2000 con la película Amores Perros, filmada totalmente en México y con un elenco mexicano encabezado por Gael García Bernal, uno de sus actores predilectos. En Amores Perros, González Iñárritu fungió de director, productor y editor. Las excelentes críticas que obtuvo por su primer largometraje le valieron una nominación al Óscar como Mejor Película Extranjera y la victoria en importantes galardones como el BAFTA y el Globo de Oro.
Luego del revuelo mediático causado por el éxito de la película en Latinoamérica y Estados Unidos, el director decidió realizar producciones más modestas como el cortometraje The Hire: Power Keg y uno de los segmentos del documental 11’09”01: September 11, del 2001 y 2002, respectivamente, pero en el 2003 se le presentó la oportunidad de grabar en Los Ángeles la película 21 Gramos, otro éxito de taquilla protagonizado por figuras internacionales reconocidas como Sean Penn, Naomi Watts y Benicio Del Toro.
La película 21 Gramos, originalmente escrita en español, fue el primer proyecto cinematográfico dirigido y producido por Alejandro González Iñárritu en Estados Unidos. Desde entonces, fijó residencia en la ciudad de Los Ángeles, la meca de los directores que desean abrirse campo en el panorama internacional.
Tras la promoción de 21 Gramos, el director se encargó de la producción ejecutiva de la película Nine Lives y del documental Toro Negro. Mientras tanto, trabajaba en la pre producción de su más reciente producción: Babel, pieza basada en el mismo recurso narrativo de los dos largometrajes anteriores, donde se mezclan varias historias que parecen distintas entre sí, pero están conectadas.
Los críticos y el propio González Iñárritu resumen su trabajo como una “trilogía del dolor”, compuesta por Amores Perros, 21 Gramos y Babel. El sufrimiento, los conflictos familiares y la incomunicación entre los seres humanos son el leit motiv de las tres producciones, el elemento unificador que distingue el trabajo de González Iñárritu, primer mexicano en recibir una nominación al Óscar como Mejor Director.
Separación conflictiva
Desde hace nueve años, Alejandro González Iñárritu ha contado con un equipo de trabajo que se ha mantenido inalterable y que ha estado liderizado por el guionista Guillermo Arriaga. Sin embargo, luego de la filmación de Babel, una película que habla sobre la incomunicación y los conflictos entre los seres humanos, ambos colaboradores decidieron romper su amistad y sus relaciones laborales.
La voluntad de Arriaga de forjar una carrera en el ámbito de la dirección y las declaraciones en las que se otorga a sí mismo el crédito principal por la creación de Babel, debilitaron la relación existente entre estos dos compañeros de trabajo.
Las críticas principales de Arriaga se basan en diferencias creativas y se sustentan en la forma como González llevó a la pantalla los textos del guión, así como la inclusión de secuencias que no se encontraban en el texto de Arriaga.
A través de cartas públicas, tanto González Iñárritu como Arriaga dejaron en claro sus posiciones con respecto a la realización de la película, pero en todo momento Arriaga insistió en que se trataba de su creación y que González no le permitía asistir a las grabaciones de la pieza.
González también escribió una carta en la que se distancia de las declaraciones y la postura de Arriaga. La carta contó con las firmas de algunos miembros de la filmación: Gael García Bernal, Adriana Barraza, Rodrigo Prieto y el argentino Gustavo Santaolalla.
Ambos cineastas aclararon que no volverán a trabajar juntos en próximas producciones.
Como la Torre de Babel
En Babel, la más reciente película dirigida por Alejandro González Iñárritu, vuelven a presentarse historias cruzadas. A diferencia de las demás tramas llevadas a la pantalla por González y Arriaga, Babel transcurre en cuatro países distintos con idiomas diversos: México, Estados Unidos, Marruecos y Japón. Los hechos se entrelazan para dar una idea de la globalización del mundo contemporáneo, del flujo de la información en el mundo y de los conflictos fronterizos, particularmente los que se presentan entre Estados Unidos y México. Pero ante todo, Babel vuelve a presentar el argumento del dolor, aunque ya no se aprecia como un dolor fatalista, sino como uno redentor, que ofrece una esperanza o alternativa, una última posibilidad de escape ante la soledad de un mundo globalizado, pero incomunicado.
Un disparo en Marruecos desencadena la trama en la que una pareja de estadounidenses, dos niños marroquíes, una niñera mexicana que cruza la frontera con niños norteamericanos y una joven japonesa que vive con su padre, comparten el más grande aislamiento. Esta circunstancia los une a pesar de la diferencia de idiomas y culturas.
La historia cuenta con las actuaciones de Brad Pitt, Cate Blanchett, Gael García Bernal y Adriana Barraza, entre otros, y obtuvo siete nominaciones al Óscar, de las cuales ganó una en la categoría de Mejor Banda Sonora.
La pérdida de un hijo
González Iñárritu ha manifestado en varias oportunidades la importancia que le otorga al núcleo familiar. Casi todas sus historias exploran de alguna manera la relación padres-hijos. En las dedicatorias de sus películas aparecen su mujer María Eladia Hagerman y sus hijos María Eladia, de once años, y Eliseo, de nueve.
Uno de los episodios que marcó la vida del director fue la muerte de su hijo Luciano, a tan sólo dos días de haber nacido. Los médicos determinaron que el niño nació con una afección pulmonar.
La muerte de Luciano se convirtió en una carga para González Iñárritu, quien encontró en el cine la forma de enfrentarse a la dura realidad a través de la representación. Luego del fallecimiento de Luciano nació Eliseo, quien presentó la misma patología, pero gracias al cuidado médico pudo salir adelante.
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