1.8.08

Facebook: interacción del siglo XXI



JOSÉ DOMINGO GUARIGLIA


Como si no fuera suficiente con los varios Messenger (MSN, Yahoo, ICQ), los sitios web, los chats, las descargas en línea a través de servidores legales e ilegales y demás recursos que ofrece internet, de un tiempo para acá se empezaron a poner de moda las redes sociales, y entre éstas la que más se destaca es Facebook.


Para los “extraterrestres” que todavía se preguntan qué es una red social, la respuesta es fácil: es un sitio web que te ofrece la posibilidad de crear un perfil con tus datos personales y tus fotos. Es una suerte de carta de presentación virtual en la que todos pueden ver tu información, la gente con la que te relacionas, los viajes que has realizado…


La idea detrás de las redes sociales es que cada persona cree su propio perfil y agregue los perfiles de sus amigos como contactos, de forma tal que estás conectado con ellos de una manera más personal que como lo harías con una simple dirección de correo electrónico. He aquí donde surge el concepto de red. Cada perfil está conectado a otros que son sus amigos, y éstos a otros que son los amigos de tus amigos hasta que se llega al infinito. Incluso existe una teoría que afirma que en el mundo todos estamos conectados con el resto de la humanidad a través de seis grados de separación, o lo que es lo mismo, seis personas distintas.


En la web se consiguen My Space, Hi5, Sonico y muchas otras redes sociales, adaptadas a las funciones que desea cada usuario, pero sin duda la más famosa en los últimos tiempos es Facebook, pues integra las funciones básicas con toda una serie de “inutilidades” como mandar abrazos virtuales, enviar arepas u otro tipo de comidas criollas virtuales, besos electrónicos, y en fin toda una serie de actividades que se pueden hacer en el mundo real exclusivamente, a menos que te encuentres a kilómetros de distancia de tu amigo o amiga en cuestión.


Pero además, con el Facebook te puedes enterar de la vida de tus amigos de una forma expedita y sin necesidad de entrar en sus respectivos perfiles, y he aquí donde radica su rotundo éxito. En la página que te abre después de introducir tu nombre de usuario y “password” se genera un resumen de las actividades que han estado realizando tus amigos; en resumen, la chismografía pareja que genera adicción.


Si esto es bueno o malo, eso dependerá de lo que cada persona pretenda obtener del Facebook. Lo cierto es que es común encontrar en este historial situaciones como: “Fulanito ya no está soltero”, “Menganito y Menganita ahora están comprometidos y planean casarse”, “María y Pedro rompieron su relación”(acompañado de un corazón roto de lo más cursi).


Facebook se ha convertido en la mejor forma de acercarnos a los otros. En un mundo en el que cada vez estamos más distantes desde el punto de vista físico, corpóreo, se acentúan nuestras conexiones digitales, virtuales. Es la forma de comunicarnos con quienes nos rodean sin el miedo y el compromiso que supone la interacción personal. Las personas incluso pueden jugar en línea o asociarse en cualquier grupo que se les ocurra, desde un grupo ecológico hasta los que se unen en pro de que Juan o José se corten el pelo que se han dejado crecer desde el segundo grado.


Los detractores de Facebook afirman que se trata de una nueva forma de perder el tiempo en esta postmodernidad que nos agobia, otros dicen que se ha convertido en un monstruo de la popularidad, donde las personas valen en función de quiénes son sus contactos o de la cantidad de éstos. La mayoría acepta que es una fuente para la difusión de chismes y rumores. Todos tienen cierta dosis de razón.


Pero así como aumentan sus críticos, se incrementan también sus usuarios y patrocinantes. Al final de cuentas, el que no tenga una cuenta en Facebook y no se haya descubierto a sí mismo leyendo las últimas novedades de sus amigos, que lance la primera piedra.

La canción del Facebook