22.11.06

La vida en un zapato (II)


JOSÉ DOMINGO GUARIGLIA

Zapata político
Todas las mañanas, Pedro León Zapata, ganador del Premio Nacional de Periodismo en 1967 y del Premio Nacional de Artes Plásticas en 1980, dibuja en el estudio del piso superior de su casa, con tinta china, lápiz y aguada. Las caricaturas las envía al periódico por correo electrónico. Sus temas surgen de la cotidianidad. “Se crea una especie de atmósfera que tiene que ver con lo que el país está viviendo. A veces la caricatura no surge exactamente de la noticia, sino de la afinidad que tengo con la gente”.
Sus altercados con los presidentes Carlos Andrés Pérez y Hugo Chávez lo convirtieron en una figura recurrente en los medios de comunicación. El primero, aunque cumplió con el deber de entregarle la Orden Andrés Bello, no lo hizo con beneplácito. Chávez, por su parte, insinuó en su programa Aló Presidente del 20 de octubre de 2000, que Zapata recibía instrucciones de El Nacional sobre la línea editorial que debían seguir sus caricaturas.
La ideología castrense que instauró Gómez, y que hoy encuentra espacio en las filas del Gobierno, le produce rechazo. “Sería una excepción que los militares puedan producir un gobierno positivo”, afirma.
—Si tuviera que elegir entre CAP y Chávez, ¿por cuál se inclinaría?
—Uno de los dos es militar, y yo en los militares tengo desconfianza. Entre un gobierno militar y uno civil, prefiero un gobierno civil. El civil es modificable; el militar, no.


El hombre y su cotidianidad
Pedro León Zapata comparte su vida con la periodista Mara Comerlati, con quien tuvo dos hijos. El mayor estudia Medicina, mientras que la menor estudia Psicología y está próxima a graduarse.
Antes de conocer a Comerlati, Pedro Léon Zapata se casó con una mexicana, con la cual tuvo tres hijos. Uno de ellos comparte la residencia con su padre y su madrastra.
—¿Cómo conoció a su esposa?
—Mara era periodista de El Nacional. Trabajaba en la página de artes, que quedaba al lado de la de opinión, donde yo iba. Nos conocimos y nos frecuentamos cada vez más.
—¿Quién fue la primera persona que usted amó?
—Mi primer amor estudiaba conmigo en México. Ahora, desde la infancia, uno tiene amores que son secretos o que le inventan a uno.
Durante la entrevista, el teléfono repicó tres veces. Las llamadas tenían como objeto discutir aspectos técnicos de los múltiples proyectos que el artista lleva a cabo. Cada vez que el caricaturista atendía, los gatos aprovechaban para saltar sobre los libros, lamer las hojas que se esparcían sobre la mesa y arañar el mueble de cuero negro, deteriorado por la acción de las uñas de los felinos.
—¿De dónde surge su pasión por los animales?
—Esa pasión es de Mara. Los gatos son una presencia y lo ideal para mí es trabajar sin la presencia de nadie.
—¿Cuál es la parte de su casa que más se parece a usted?
—La parte más desordenada. Mi casa está tomada por mí mismo. Me voy arrinconando con las cosas que voy trayendo y que pinto.
El caricaturista del diario El Mundo, Eduardo Sanabria, también conocido como “Edo”, se sentó en uno de los seis sillones de la sala. Ante su llegada, Mara Comerlati corrió a la cocina para preparar café. Cinco minutos después regresó entusiasmada con las imágenes televisivas de la concentración del candidato Manuel Rosales en el Estado Sucre.
—¿Qué piensa hacer el 3 de diciembre?
—Algo muy original; voy a votar.

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